En este artículo, nuestro colaborador @scapethematrix nos hace un ejercicio de nudismo personal.
Os voy a contar como empecé en esto de la bolsa y la macro-economía. Y sí, tiene mucho que ver con los “locos de los dividendos”.
Mirad, hasta hace dos días yo he tenido una tara mental muy importante, bueno, varias, pero la que nos ocupa hoy es esto: siempre he querido ser el más listo.
Viví en un colegio de curas, en una buena zona de Madrid, donde el nivel medio era muy alto. Auténticos genios del estudio estaban en ese colegio. La anécdota que siempre cuento es que los tontos de clase no se reían del listo. Los listos se reían de los tontos. Y hablo en tercera persona porque yo nunca fui de ellos, aunque iba con ellos. No era mal estudiante, pero no llegaba a esa perfección de notas redondas de dos cifras en los seguimientos trimestrales.
Conforme te vas haciendo mayor y la vida te da tortas, buscas de alguna manera formas externas y sociales de compensar carencias internas. En mi caso era ser listo, pero también podría haber sido el tener dinero y hacer lo que me daba la gana.
Y, ¡Ojo! Yo vivía en el mundo donde Youtube era una startup que Google aún no había comprado. No tenía las redes sociales actuales, amplificadores de nivel exponencial de cualquier fallo en nuestro sistema de valores y de creencias personales.
¿Te consideras feo? Tienes millones de personas que te enseñan lo perfectas que son y cómo llegar a su nivel.
¿Te consideras pobre? Tienes cientos de influencers enseñándote qué hay que hacer para cobrar dividendos.
Dicho esto, mi carencia no era ser rico, era ser el más listo. Y cuándo te metes en algo para compensar una carencia solo pueden ocurrir 3 desgracias:
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- Que te salga bien. Vivirás todo el rato en un miedo irracional, y no disfrutarás de la actividad. ¿Disfrutas en las bajadas de tu cartera?
- Que el miedo a no conseguir la validación externa te paralice de no hacer las cosas. Te sentirás culpable
- Que encuentres un conjunto de personas que sigan tus mismos valores y tu misma forma de pensar. Es decir, juntarte con gente que tiene el mismo miedo que tú. Lo peor que te puede ocurrir, porque estarás en los puntos 1 y 2, pero lo harás compartido, lo que lo atenuará.
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Todas las burbujas especulativas están llenas de gente que, mirando al pasado, consideran que ese camino funciona, y que ellos son capaces de replicarlo. La excusa da igual, el caso es que eres presa de la emoción. Sin entender que no es lo que hacen, sino porqué lo hacen o cómo se sienten al hacerlo.
A mí me ha costado muchos años de auto- conocimiento, de bloqueos y de, admitámoslo, pérdida de dinero, aceptar que el problema no era la Independencia Financiera, el dividendo o que mi Cripto-mierda se iba a ir “To the moon”. El problema es que quería compensar una carencia emocional con un logro social. ¿En mi caso? Ser el listo de la clase. ¿En el tuyo? La Independencia financiera.
Conozco personalmente a varias personas, con nombre y apellidos, que están hasta las trancas en este tema. No les culpo, la presión social Anglo-protestante en favor del éxito social a través del trabajo, es lo que nos ha llevado a pensar que el problema somos nosotros, no las condiciones sociales.
Porque tú, querido amigo, salvarías a un perro por la calle antes que a tu vecino.
Porque tú, querido inversor, prefieres invertir dinero en BABA antes que pagar en metálico a la tienda de la esquina.
Porque tú, querido pobre hablador, piensas que se te oye cuando escribes en “Tuiter”.
El primer paso es dejar de leer este documento y mirarse al espejo: ¿Qué me hace dedicar tiempo a esto? ¿Estoy ayudando a alguien a conseguir algo? ¿De verdad es mejor dedicar mi tiempo a analizar Louis Vuitton que tener una charla con el tendero de la esquina, que le están destrozando a impuestos? ¿Eso te hace sentir mejor?
Y lo más importante: ¿Estás construyendo, una sociedad mejor, o solo aspiras a vivir parasitariamente del mismo?
Estoy seguro de que, si te aproximas a la realidad desde otro punto de vista, conseguirás ser más feliz y conseguir un entorno mejor. Y sí, tus condiciones económicas mejorarán.
Si eres enfermero e inversor… ¿Te has planteado juntarte con pedagogo-geriátricos y montar una empresa?
Si eres agricultor e inversor… ¿Te has planteado asociarte con un nutricionista y que te ayude a orientar qué cultivos son mejores para las personas y tú vender más? Esto no va de independencia financiera, esto va de crear una red de crecimiento financiero.
Porque si a tu vecino le va bien, a ti te irá bien también. Y si lo haces en equipo, más.
Acuérdate,
#NoEstasSolo
Sal de Matrix.