PARTE II: LA DESINFORMACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA DINÁMICA DEL COMPORTAMIENTO DE MASAS.
Por @canal_alcista
En la Parte I de este artículo, describimos cómo la influencia del comportamiento de masas se refleja en los gráficos bursátiles. Ahora vamos a intentar entender qué factores afectan a ese comportamiento de masas y cómo este puede ser dirigido y manipulado para conseguir una serie de efectos previamente calculados. Este artículo no pretende ser una redacción más sobre teorías conspiranoicas, sino que quiere establecer una hipótesis basada en la observación de hechos reales y contrastados. Las conclusiones, se las dejo al lector.
La realidad de las pandemias: psicosis y datos basados en observaciones históricas
La palabra “pandemia” es de esas cuya sola mención genera terror aunque no sepamos muy bien a qué se refiere en realidad. Según la RAE: “Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”. Lo cual nos lleva a tener que definir otra palabra aún más terrorífica que la anterior: epidemia. Según la RAE: “Epidemia: Mal o daño que se expande de forma intensa e indiscriminada”. Y claro, si nos están hablando de un mal que se extiende rápidamente por todas partes, lo normal es alarmarnos. El problema es que no es lo mismo una epidemia de ébola, que una de gripe, o que la del coronavirus. Una epidemia de ébola es letal en un alto %. Una de gripe también es letal, pero en un % mucho menor y con unas autoridades y sistemas sanitarios mucho mejor preparados para atajarla. Y una de coronavirus, sin ser tan letal como el ébola, pero sí rápidamente contagiosa, presenta la dificultad de que las autoridades y sistemas sanitarios no estaban preparados para atajarla. Porque no, el coronavirus no es una simple gripe. Pero tampoco es el ébola.
Toda pandemia, con independencia de su mortalidad, sigue esta evolución en el tiempo respecto del número de nuevos contagios:
Como vemos, el tiempo durante el cual se expande una epidemia no depende ni del tipo de epidemia ni de las medidas de cuarentena tomadas. Lo que sí va a variar es el número de contagiados y la tasa de mortalidad. Puestas así las cosas, en un virus como el COVID-19, de alta velocidad de contagio y baja mortalidad, el problema que enfrentamos desde un punto de vista social es de psicosis: nadie quiere contagiarse de algo que muy probablemente no le acabe creando graves problemas (el 80 % de los contagios son de carácter leve, y las tasas de mortalidad oscilan entre el 0,7 y el 3%, aunque en personas de edad avanzada supera el 10%). Podríamos denominarlo el síndrome “noseaque”, aunque no sepamos muy bien ese qué. Y esa psicosis, ese miedo humano al noseaque, instalado en todos los cerebros y que por tanto genera las mismas reacciones en todos ellos, es fácilmente manipulable…
Explicado lo anterior, veamos ahora que desde el punto de vista de los mercados, el problema que enfrentamos es de tiempo e impacto de esta psicosis, y no del virus como tal.
Perspectiva temporal en los mercados: ¿cuánto va a durar esto?
Desde el punto de vista del tiempo (¿cuánto durará esto?) la respuesta es la gráfica ya mostrada sobre la evolución pandémica: 30 días máximo desde apogeo. Claro que para ello primero debemos ver si ya se ha alcanzado el apogeo a nivel mundial. Y la clave la tenemos en China. Con una población de 1400 millones de habitantes, podemos considerarla un “miniplaneta” y los datos observados allí son extrapolables a nivel global (con cierta precaución, dado que las autoridades chinas son muy proclives a la opacidad informativa). Por tanto, entendiendo si en China se está observando un comportamiento similar al mostrado en las gráficas anteriores, y dado que ellos “van por delante”, podemos obtener una primera aproximación de dónde estamos el resto.
Los datos que nos llegan de acerca de la evolución de nuevos casos reportados China son estos (curva naranja):
Como vemos, el apogeo se produjo el 3 de febrero, siendo la confirmación de los primeros casos, sobre el 23 de enero (se venía sospechando de los síntomas, curva azul, pero la confirmación de COVID 19 se produce en esa fecha). China está ya en la zona baja de la expansión del contagio. 30 días desde apogeo nos lleva al 3 de marzo. Es por ello que las autoridades chinas empiezan a plantear el levantamiento de las restrictivas medidas impuestas a sociedad y empresas, causa del impacto sobre la logística mundial que, por cierto, ha sido “ignorada” por los mercados, los cuáles no han reaccionado hasta que los primeros casos fueron reportados en Italia el 19 de febrero. Por tanto, el resto del mundo aún no ha llegado al apogeo pero está cerca de él, y eso nos lleva a pensar que para finales de marzo, el coronavirus empezará a dejar de ser tema para titulares alarmantes y todo volverá a la normalidad… o no. Porque está por ver la cuestión de las recaídas y si el mundo occidental está dispuesto a tomar las draconianas medidas de contención impuestas por China a su población.
En cualquier caso, con independencia de las medidas que se tomen, la curva de contagio será la misma en lo que a cuestiones de tiempo se refiere. Lo que está en juego no es cuánto tiempo durará esto (ya lo hemos dicho, 30 días desde apogeo), sino a cuánta gente afectará. Y eso nos lleva al impacto.
Perspectiva de impacto en los mercados: ¿cuál es la profundidad del problema?
Ya hemos visto que el problema en los mercados es más psicológico que real. La desinformación aprovecha el miedo de la gente para generar reacciones extremas controladas cuya evolución es la que luego observamos en los gráficos de la forma comentada en la Parte I de este artículo. Y digo de forma controlada cuando realmente debería decir de forma completamente intencionada y calculada. Veamos por qué digo esto.
Mientras el problema estaba localizado en China, los mercados hacían caso omiso a él, aún a pesar de que el impacto en la logística mundial ya se estaba produciendo. Y es que si comparamos la curva pandémica en China con la evolución del Ibex en esas mismas fechas, algo no cuadra:
Veamos: entre el 23 de enero y el 19 de febrero China (que es el proveedor logístico mundial del planeta) absorbe prácticamente el grueso del impacto pandémico… ¿y el Ibex (en consonancia con el resto de plazas bursátiles) sube alegremente? En el caso del Ibex con más extrañeza: nada en España justifica que el índice esté por encima de los 9600 puntos, cota que no logró superar en todo 2019 y que por arte de magia rompe con fuerza en el mismo momento que en China se desata un apocalipsis vírico de consecuencias económicas mundiales. Lo siento, pero no es causalidad: la maniobra estaba orquestada.
Estaba claro que antes o después el virus llegaría a occidente, con el consiguiente pánico social que se traduciría en ventas masivas. Si estas ventas masivas afectaban a los índices europeos en zonas de resistencia de 12 meses, podrían tumbarlos a soportes por debajo del Brexit: había que generar fondo de mercado. Con ello, los market makers lograban dos cosas: amortiguar la caída que sabían que se iba a producir (cuanto más alto el índice, mayor margen de protección frente a soportes relevantes de cara a un crack) y, por otro, hacer saltar stops de cortos induciendo a abrir posiciones largas sobre las que ellos mismos se pondrían luego a su vez cortos sabedores de qué iba a pasar. La llegada de los primeros casos a Italia y la desinformación asociada a ello, hicieron el resto.
Porque el impacto en la economía, sea cual sea, es el mismo hoy que hace un mes. Sólo que entonces fue convenientemente ignorado, y ahora es convenientemente amplificado.
Juntándolo todo
Por tanto, la profundidad del impacto real en las bolsas, será la que los market makers quieran que sea, mientras no se descontrole. Todo apunta a que será el Fibo 61.8 del que hablamos en la parte I (y cuyo alcance puede darnos pistas de que se ha alcanzado el apogeo padémico) y la fecha de recuperación de los niveles de mercado previos a COVID 19 nos la marca la curva de evolución pandémica antes mostrada: 30 días tras apogeo. Por supuesto, el giro de mercado se producirá mucho antes, formando una curva inversa a la de la evolución pandémica. Con todo esto, el calendario de evolución del mercado podría quedar como sigue:
Y con esto, se cerraría el ciclo de una desinformación perfectamente diseñada para influenciar sobre el comportamiento de masas en el ultracorto plazo.
Esto no significa que la historia acabe aquí. Los efectos sistémicos y globales de todo esto sobre la economía mundial son reales y de gran profundidad, y está por ver si las medidas que se pongan serán las acertadas. Que los mercados recuperen todo lo perdido cuando se “desinforme” de que todo ha pasado, no significa que no haya pasado nada. De ese tema trataremos en la Parte III de este artículo.