Bolsa y Coronavirus: ¿simple pánico bursátil o algo más? (Parte I)

PARTE I: DINÁMICA DEL COMPORTAMIENTO DE MASAS Y SU INFLUENCIA EN LOS PRECIOS.

Por @canal_alcista

No soy persona que acostumbre a pronunciarse durante los momentos de pánico bursátil. Ni para señalar que estemos ante el Apocalipsis, ni para quitarle hierro al asunto diciendo que son sólo “una excusa para corregir” (aunque normalmente esto es lo que suele ocurrir). Y no me pronuncio por la misma razón que cree Bitácora de Bolsa y Economía: se trata de filtrar y evitar el ruido informativo, no de contribuir a él. Mi estilo de inversión, en este tipo de tormentas, es el de mantenerme al margen, confiando por un lado, en mis posiciones (que si han sido bien elegidas, sus fundamentales de largo plazo no tienen por qué verse afectados por una tormenta pasajera, por fuerte que sea) y, por otro, no cometiendo el error de que “a estos precios se generan oportunidades y hay que acumular”, ya que, aunque la historia demuestre que este tipo de “hachazos” bursátiles luego quedan reflejados en los gráficos como grandes cicatrices tras las cuales luego todo vuelve a la normalidad, es fácil cometer errores de apreciación en la valoración de los activos y no todos recuperarán lo perdido.

Hay quien aprovecha a pescar en río revuelto, pero los acontecimientos suelen producirse tan deprisa, que no permiten una toma de decisiones sosegada. Hay quien nada como pez en el agua en esos ríos revueltos. No es mi caso. Yo trabajo las tendencias y filtro lo que podemos considerar “movimientos de alta frecuencia”. Y esa estaba siendo mi gestión del impacto del coronavirus en la bolsa, hasta que uno ve que el deterioro, esta vez, empieza a ser mucho más serio que en pánicos precedentes. Y esto provoca una necesaria reflexión: ¿Es esta vez diferente? ¿Estamos ante un pánico, o es el comienzo de algo más?

La conducta humana: pánico y sobrerreacciones

Lo primero que hay que entender es que la dinámica de los mercados financieros cotizados son el reflejo de un comportamiento de masas. Y todo comportamiento de masas puede ser manipulado, dirigido y controlado. Y esto se refleja en los gráficos, creando patrones de precio como resultado de dicho comportamiento humano. En base a ello, surgió el llamado análisis técnico bursátil, que, entendido de esta manera, suele ser fiable, pero que pronto derivó en una pseudociencia con indicadores y tiralíneas que, lejos de analizar las causas sociales que influyen en el precio, crean espesas bolas de cristal que fallan como escopeta de ferias. Por eso no me suele gustar hablar de análisis técnico cuando hablo de gráficos, sino de patrones conductuales, y no necesito más información que el precio, el volumen y una regla básica del comportamiento humano: sus respuestas a los eventos no son lineales ni exponenciales, sino que siguen una proporción de escala (la proporción áurea) que se refleja muy bien en los llamados avances o retrocesos de Fibonacci.

Esto no es magia ni cábala, es simplemente biología: es la forma que el cerebro humano tiene de asimilar los acontecimientos y reaccionar a ellos. Y cuando un gran número de cerebros humanos se comporta igual a un determinado evento, aparecen los patrones conductuales. Y eso, en bolsa, queda reflejado en una suerte de sustrato fósil llamado “gráfico”. Leer los gráficos de esta manera es estar leyendo una historia. Y cuando una historia se ha repetido N veces, es muy probable que la N+1 tenga el mismo final que las anteriores. Sobre todo cuando las reacciones no se producen como consecuencia de la realidad, sino como consecuencia de la percepción de la realidad, una percepción que puede ser manipulada desde “fuera” a través de una desinformación convenientemente planificada para obtener los resultados deseados. Y esta vez no es diferente. Lo que sí está siendo diferente es el impacto y velocidad. 

Normalmente, un evento de implicaciones globales manipulado informativamente, suele generar una sobrerreación inicial al mismo provocando un retroceso que en Fibonacci llamamos “el 38”: un gran número de personas que representan un capital muy pequeño (los peces pequeños) se asustan muy rápidamente y provocan un pánico vendedor que aprovechan otros “para acumular”. La mente humana ya tiene el subconsciente programado para identificar lo que a sus ojos es un “buen o mal precio”, y la mayoría actúa de la misma manera. Por eso el Fibo 38 funciona como soporte relevante: si algo que venía subiendo con fuerza ha caído una determinada proporción, se convierte en oportunidad, y no se espera a que caiga indefinidamente, pues se corre el miedo de quedarse fuera del activo si este retoma la senda alcista.La mayoría de sobrerreaciones (aproximadamente el  62%) se detiene en el Fibo 38. Y esto es lo que yo esperaba que pasase con el Coronavirus. Pero no ha sido así. Luego entraremos en las posibles causas que han provocado esto (parte II de este artículo). Ahora vamos a ver cómo se evoluciona una vez perdido el Fibo 38.

¿Qué puede pasar ahora?

El siguiente nivel biológicamente programado en el ser humano para afrontar situaciones de riesgo numérico, es el Fibo 50. No suele ser un soporte tan relevante como el 38 o el siguiente al 50 (el 61,8) y los niveles de volumen tanto en la mecha que las velas dejan al acercarse a este nivel 50, como el volumen observado en las fechas anteriores en las que el activo estuvo en esos precios (soporte alcista previo), nos darán pistas acerca de si la sobrerreacción está llegando a su fin o si, por el contrario, es sólo un pequeño alto en el camino antes de la siguiente oleada de ventas en la que, ahora sí, participará mucha gente que hasta ahora estaba aguantando en la creencia de que esto iba a durar poco.

En el caso del Coronavirus, que ayer viernes se apoyó en el Fibo 50 del mercado USA (SP500), lo normal es que, salvo noticias positivas mediante, el lunes se produzca una claudicación de aquellos (los peces medianos) que pensaban que esto no era para tanto. Pero los grandes tiburones, sabedores de que estos peces de tamaño medio se van asustar, esperan a los activos en el Fibo 61,8 (tal es así, que muchas máquinas ya están programadas para funcionar así, provocando una profecía autocumplida).

Si el lector cree que todo lo que he contado hasta ahora es una milonga esotérica, lamento decirle que lo expuesto aquí no es una simple entelequia teórica. Un inversor con dos dedos de frente trabaja con hipótesis y modelos que debe validar en base a la observación de la realidad. Y es precisamente eso, la observación de la realidad durante muchos años, la que me ha permitido validar el modelo conductual presentado aquí y su influencia en la dinámica de los precios de los activos cotizados. Tal es así, que hasta existen modelos matemáticos que describen de una forma más compleja lo que yo he expuesto aquí (para los que gusten de las formulaciones matemáticas, lo que el lector lee en este artículo no es más que una simplificación del modelo Black & Scholes). 

Y como la realidad es tozuda, y lo que valen son los hechos y no las palabras, aquí muestro la reacción del SP500 al coronavirus:

Ninguna sorpresa y todo según lo esperado: primero frena en el Fibo 38 del impulso alcista que venía trayendo desde diciembre de 2018, pero los medios siguen desinformando (en la parte II veremos por qué). La corrección no es suficiente y se quiere crear un mercado de mayor profundidad bajista para luego levantarlo con fuerza. Sabían que los peces pequeños claudicarían perdido el Fibo 38 y el índice iría directo al Fibo 50. La pregunta es: ¿lo llevarán al Fibo 61,8? Hay un 80 % de posibilidades de que así sea, a tenor de las noticias que se van produciendo durante el fin de semana.

Como ven, los gráficos cuentan la historia. Hasta tal punto, de que el futuro se vuelve “predecible” y para algunos nos es fácil prever qué puede pasar, como así ha sido, y es que este artículo no se está escribiendo “a toro pasado”: el día 25 de febrero ya expuse claramente que todo esto iba a pasar (hipótesis respaldada plenamente con los hechos del día 28):

Matiz necesario: esto no significa que la cosa no se pueda descontrolar. Aún está por ver si, una vez alcanzado el Fibo 61,8 la caída frena ahí (y lo sabremos porque el volumen será muy superior al que lo ha hecho caer) o se va al Fibo 100. Y cuidado, porque perdido el Fibo 100 (que con el correspondiente margen de seguridad está en los 2285 del índice), los que pueden empezar a vender ahí son los grandes peces (las ballenas) y entonces el sistema estaría fuera de control. Por otro lado, una entrada de volumen significativo que haga recuperar la zona perdida del Fibo 38 (los 3000 en SP500) nos estaría indicando con una alta probabilidad el fin de la “corrección”. No me fiaría de que esta historia ha acabado hasta que ese nivel haya sido reconquistado con fuerza.

Hasta aquí el comportamiento de estos días y el posible discurrir en días venideros. Para no alargar más la extensión del artículo y facilitar su lectura, en la parte II hablaremos del modelo de (des)información que hay detrás de todos estos movimientos y daremos algunas pistas de qué poder esperar a medio plazo.

 

 

5 comentarios en “Bolsa y Coronavirus: ¿simple pánico bursátil o algo más? (Parte I)”

  1. Gran aporte de conocimientos , con una facilidad de lectura y comprensión a la altura de prácticamente todos los públicos. Una vez más, Gracias León!

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